La adecuada distribución del espacio y del tiempo es fundamental en el desarrollo de la práctica docente.
Para la organización del tiempo, en función de actividades y hábitos a desarrollar, ha de tenerse en cuenta los siguientes aspectos:
· La edad de los niños
· Sus posibilidades y capacidades individuales
· El índice de fatiga
· Los ritmos de trabajo
· Las necesidades biológicas (descanso, sueño, comida, actividad)
· Intereses y motivaciones
El tiempo es una variable que requiere una cuidadosa atención por parte del docente a la hora de programar la unidad didáctica. El tiempo ha de permitir la experimentación del niño con los objetos, con las situaciones y con los acontecimientos de una forma intencional u ocasional. Es a través de esa experimentación como el niño va construyendo su concepto del tiempo. El tiempo para el niño de educación Infantil no tiene una dimensión cronológica, sino experiencial, existencial.
En consecuencia no hay que olvidar que el tiempo para el niño es genuinamente personal ya que responde a su ritmo vital y le permite vivir plenamente su relación con las personas que le cuidan y atienden y que conviven con él y satisfacer sus necesidades e intereses de todo tipo, de movimiento, exploración, fabulación, fantasía, de conocimiento, etc.
En las unidades didácticas se debe señalar:
· La organización de espacio.
· La organización del tiempo (solo si el desarrollo de la unidad didáctica trae consigo un cambio significativo en el horario general del aula).
En cuanto al tiempo que debe durar una unidad didáctica, es una decisión condicionante de toda la puesta en práctica de la unidad. Suele oscilar entre dos extremos: unidades que ocupan todo el curso escolar y unidades que pueden ocupar un par de jornadas. Generalmente se extienden entre diez, quince días o un mes. Conforme la madurez del alumno aumenta, las unidades pueden afrontarse con un formato más breve.
La distribución del tiempo se ve condicionada por factores como los siguientes (Fernández, 2002):
· Las dificultades conceptuales del tema, que supondrán un mayor o menor número de actividades.
· La dinámica de trabajo y los tipos de actividades. Un torbellino de ideas tiene una duración menor que un trabajo experimental y un debate con puesta en común suele durar más que una explicación del profesor.
· La madurez de los alumnos y el estilo de trabajo al que están acostumbrados. Una misma tarea al principio y al final del curso suele implicar tiempos bastante diferentes.
De todas formas, hay que tener en cuenta que el aprendizaje se realiza en el interior de cada uno de los alumnos y alumnas y en consecuencia, es un proceso mental personal. Se debe buscar todos los elementos externos que ayuden a estimular esa actividad intelectual.
Por último hemos de considerar que aprender "significativamente" es lento y enseñar más cosas no implica que se aprendan muchas cosas.